Infierno en la tierra.
Muerte.
Destrucción.
Enfermedad.
Inundación.
Plaga.
Guerra.
Cambios de gobiernos.
Niñas de 11 años conduciendo borrachas coches a 160 por hora y huyendo luego de la policía.
Heridas en los ojos.
Cristales en los zapatos.
Cuerdas atando los tobillos.
Bolas de cuero en las bocas.
Ataduras en las muñecas.
Tiembla el cuchillo antes de cortar mis venas.
Creemos en el poder y la fuerza.
No somos nada para los todopoderosos dioses primitivos.
Y llegó el fin de la humanidad de bronce.
Y el anillo se quebró.
Corrientes eléctricas despertando músculos.
Pastillas y píldoras en cuencos.
De comer, pienso para animales.
Priones.
Alcaloides.
Antepasados que visitan.
El señor de negro viene tras de mi.
Yo soy el hombre del pararrayos a la espalda.
No puedo oponerme a su voluntad.
Maneja mi mente.
La grieta en la tierra se abre.
Río de sangre.
Aves y peces muertos.
Árboles secos y quebrados.
Piedras convertidas en mil pedazos al chocar contra él.
Nadie puede hacer frente.
Viento huracanado arrasa las moradas.
Por fin la noche.
Ideas extrañas en mi mente.
Nocturnas criaturas acechando.
Torres cayendo.
Titanes con pies de barro.
Y al final, negro.
Todo negro.
Nada.
¿Razón?... Nada.
Ojos saliendo de las cuencas.
Venas hinchándose de rabia.
Sierpes y escorpiones.
Anticristos razonando con los hombres.
Hombres convencidos de lo incorrecto.
Falta de valores.
Todo da igual.
Masas esgrimiendo como razón de fuerza, el número.
Todos equivocados.
Sólo noche.
Nada queda.
Nada vale.
Sangre.
Fuego.
Oscuridad.
Fin.
Besitos para ellos, ensaladas cargadas de alfileres para ellas.
El Chapero de Montera.
P.D.: "La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene"
Jorge Luis Borges.
viernes, 6 de julio de 2007
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